"Tras la batalla contra los gatos voladores sólo había quedado un informe montón de cadáveres felinos, grises y humeantes por el limo de la ciénaga. Sin miradas, sin palabras, sin ceremonias, los esposados a la muerte se dieron media vuelta errantes entre la niebla y a la caída de la noche volvieron a meterse en sus oscuras madrigueras."
Publicado en El Mandarín de los olivos el 22/05/09
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