jueves, 10 de marzo de 2011

Desaparecer


A las tantas bajo cubierta, después de haberte escondido como una alimaña por los pasillos sórdidos de los traicioneros pingüinos de madera que escupían pelotas de fieltro hindú (durísimo) a velocidades supersónicas. Pasando la madrugada a la fuga con T.J. Lawrence conduciendo el camión robado de la cabina de cristal, el pelucas en chándal al lado y la zorra fina de turno recostada indolentemente en el asiento de atrás. Sin un duro en el bolsillo, sin ganas de seguir con esto ni un minuto más y observando el láser verde perderse muy alto en el cielo, reflejado en la parabólica. Una noche más apretándole las garras al demonio angustiado de las gotas grises, imaginando que la única guapa de verdad llevará ya tiempo dormida. Preparando a destiempo el siguiente combate en el vértice siniestro del alba. Harto de todo y de todos. Deseando desaparecer.