viernes, 6 de julio de 2012

La Muerte, la Doncella y Montalvo





Montalvo está sentado sobre un medio huevo blanco gigantesco

Desde allí se entretiene infantilmente pescando mujeres con un palo

Por la cara que pone parece bastante divertido

(Aunque algunas mujeres den la impresión de estar muy asustadas)

Una vez que las ha pescado son introducidas por su mano dentro de una pecera

Allí se encuentran con seres mitológicos pescados con anterioridad

Tales como el tábano, las anfetas o el mismísimo Adolf Hitler

En menor cantidad también hay sacapuntas derretidos y fotografías de viejas cucarachas]

Aunque con diferencia el animal preferido por las féminas es la langosta

¡Las langostas sólo comen pan!-grita Montalvo

¡Las momias de gato sólo comen pan!-responde una langosta

¡Quiero agua!-dice un bicho

A estas fechas todas las mujeres cabalgan sobre langostas

Desnudas sobre su favorita langosta fosforescente (Montalvo es el Dios del Olimpo)

Son las ocho en punto, hora en la que comienzan a castañear las piernas

Nadie se ha percatado de que todos están consumiendo anfetas, demasiadas

(Las proporcionan los tábanos mediante sus picaduras)

Las langostas están aprendiendo a bailar como Michael Jackson

Es el propio Michael quien da la clase a ritmo de su música

Su música lo ensordece todo, Michael Jackson también habita en la pecera

En una esquina lejana Hitler toca la guitarra mientras canta dulcemente en alemán

Convoca  a una gran cantidad de mujeres que acuden enloquecidas al concierto

(Las mujeres prefieren a Hitler)

(Las langostas prefieren a Jackson)

Entretanto Montalvo enciende su mechero y lo acerca al huevo

El gigantesco medio huevo blanco chorrea de grasa, cada vez más blando

¡Milagro!-exclaman todos

Todos menos Montalvo, que se limita a cambiarlo por otro y seguir observando

Untados de grasa por completo, se resbalan y gritan, creando confusión

Jackson se ha resbalado y tiene una pierna rota

Las langostas ya no obedecen a las mujeres, sólo quieren devorar la grasa

Hitler ha dejado de cantar y ahora está muy nervioso, se saluda a sí mismo y grita

(En todas direcciones)

Los tábanos se muerden con rabia entre ellos

Las mujeres lloran desconsoladamente

Si lo llego a saber no quemo el huevo-se lamenta Montalvo-

Coge la pecera y vacía su contenido por el fregadero

Es la última vez que le pregunto a Mondrian para qué sirven las peceras-sentencia Montalvo]

Una vez vaciada piensa en utilizar la pecera para preparar sopa

Pero aún no tiene los ingredientes…

domingo, 12 de febrero de 2012

Paseo matutino


Hoy he visto
A las pequeñas pijas bajo el sol marítimo
Con sus abrigos pijos
Sus acentos pijos
Sus ojuelos pijos
Sus problemas pijos.

Hoy he visto
A los niños locos bajo el viento marítimo
Con sus patinetes locos
Sus voces locas
Sus madres locas
Sus impulsos de puro loco.

Hoy he visto también
Allí, sentado sobre mi bici
Al perro loco del apocalipsis
Con sus ojos blancos y su boca blanca de arena
Con la cabeza de un Buda redondo
Echándonos un pulso entre los chiringuitos.

Allí está todas las mañanas cuando me acerco
El viejo perro loco
Esperando indiferente
Con sus ojos blancos y su boca blanca de arena
Siempre me guiña un ojo
Pero nadie más lo ve.

lunes, 11 de abril de 2011

Un día en el conservatorio Vol. II - Parte 1


El manto de neblina se iba densificando conforme me acercaba al antiguo edificio en ruinas. En el suelo pisaba cada vez más escombros, señal inequívoca de que -si hubiera podido ver algo a más de quince centímetros de mi nariz- estaba por fin andando sobre los restos de la antigua ciudad del emperador. Llevaba más de cuatro meses luchando contra los elementos de la selva: dejando aparte la humedad casi constante al 99%, al principio del viaje hube de cruzar el pozo de arenas movedizas que delimitaba la frontera del país, luego vinieron las lianas de Warwick, el oráculo de Xoana la sacerdotisa oscura, el desfiladero de las serpientes, e incluso pernocté una noche en el poblado de los muertos y salí victorioso de un enfrentamiento a vida o muerte con Balahir -el gigante aparente-, como para ahora no poder contemplar el fin del camino.

Después de media hora, un zumbido de insectos celebró mi llegada a las puertas del Templo. El canto de los insectos parecía tener la propiedad de despejar parte de la niebla y ahora podía distinguir detalles del edificio. Era un enorme cubo de cemento agrietado y semiengullido por las lianas de la selva, las paredes parcheadas de líquenes chorreaban humedad y de entre las grietas de vez en cuando salía, nervioso, algún pequeño lagarto multicolor que engullía un insecto y volvía a desaparecer. La puerta principal tenía aspecto de llevar muchos años abierta, y sobre ella una inscripción en lengua muerta advertía al viajero -presumiblemente- de lo que podía encontrar al franquearla.

Comencé a subir los desgastados escalones de piedra que me llevarían al interior del edificio y cual no fue mi sorpresa al tropezar en ellos con una cantimplora de aluminio. Vacía y abollada, pero lo suficientemente brillante como para suponer que no llevaba allí demasiado tiempo. Probablemente una vez flanquease el umbral no estaría solo.

jueves, 10 de marzo de 2011

Desaparecer


A las tantas bajo cubierta, después de haberte escondido como una alimaña por los pasillos sórdidos de los traicioneros pingüinos de madera que escupían pelotas de fieltro hindú (durísimo) a velocidades supersónicas. Pasando la madrugada a la fuga con T.J. Lawrence conduciendo el camión robado de la cabina de cristal, el pelucas en chándal al lado y la zorra fina de turno recostada indolentemente en el asiento de atrás. Sin un duro en el bolsillo, sin ganas de seguir con esto ni un minuto más y observando el láser verde perderse muy alto en el cielo, reflejado en la parabólica. Una noche más apretándole las garras al demonio angustiado de las gotas grises, imaginando que la única guapa de verdad llevará ya tiempo dormida. Preparando a destiempo el siguiente combate en el vértice siniestro del alba. Harto de todo y de todos. Deseando desaparecer.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

El Testamento Político de Hitler


En el césped verde, el tábano rojo de anfetas estaba con Hitler

Hitler mientras chillaba (lo normal cuando te pica un tábano)

Aunque en verdad lo que deseaba era cagar

A su lado Himmler y Hess le abanicaban con sus pistolas

(para que se le pasase el dolor)

Hitler tenía la cabeza metida en una fuente gigantesca de patatas fritas

Las masticaba con fruición

“Después de probar estas patatas bien podría uno suicidarse” dijo el Führer

Pero en realidad lo único que hizo fue aplicarse más anfetas mediante el tábano

¿El tábano es un insecto o un bicho?-Se preguntaba Hitler

-¡Un insecto!-constestó Himmler

-¡Un bicho!-contestó Hess

-Desde luego un superhombre nazi no parece-concluyó Don Adolfo

El tábano tenía la esvástica impresa en el caparazón, nada parecía importarle

Pero dijo en voz baja: “Soy un supertábano nazi”

Mientras tanto Hitler defecaba a la vez que daba volteretas (con los pantalones puestos)

Pasado un rato dijo: “Ahora me siento mucho mejor”

El olor que despedía el Führer atrajo a muchos más tábanos, una familia entera

Todos comenzaron a picarle y Hitler no paró de temblar hasta el infarto

Rápidamente Himmler extrajo el músculo cardíaco, de esta forma seria evitado

“Ahora me siento mucho mejor” repitió Don Adolfo

Trocearon el corazón y se lo dieron a comer a los tábanos

Al olor de este alimento acudieron más, formaban ya un escuadrón

El enjambre formaba una cruz gamada en el cielo

Hitler hizo su saludo, que de inmediato le fue devuelto por todos los presentes

Incluso por los sucios tábanos

“Ahora me siento mucho mejor” continuaba diciendo

Estamos ya hartos de oír lo mismo, replicaron Himmler y Hess y comenzaron a disparar

(contra él)

Hitler explotó como consecuencia de los impactos de bala

Resulta que el gran dictador era simplemente un muñeco hinchable

(¡Lo que se hubieran ahorrado con desinflarlo a tiempo!)

Los tábanos de inmediato se lanzaron a por Himmler y Hess como represalia

Ellos habían abatido a su dios (todo el mundo sabe que Hitler es el dios de los tábanos)

Murieron rápidamente bajo el efecto de mil millones de picaduras (aguijonazos)

Cuando todo pasó, el verdadero Hitler salió de detrás de un paragüero

Rió por todo lo que había visto y marchó a su búnker a comer espaguetis

Allí le esperaban el verdadero Himmler y el verdadero Hess, que estaban estudiando

(la tabla periódica de los elementos)

¡Rubidio, Cesio, Francio!-exclamaban en voz alta

Tomaron el almuerzo y luego un café

Se lo habían pasado muy bien.



De La Profecía de Humwawa, 2004

jueves, 14 de octubre de 2010

Corpus Christi


Cuando llegaba el día del Corpus Christi todos los años, Rómulo siempre cerraba la herrería una hora antes para poder acudir a la celebración. Aunque no existiera en el calendario, en el pueblo todos sabrían cuándo había llegado el momento: nada más despuntar el alba todos los jueves de Corpus la plaza antigua amanecía cubierta por una espesa niebla azulina que bajaba de las montañas durante toda la noche y se iba deshilachando paulatinamente por las calles conforme avanzaba la mañana; dejando a su paso un inconfundible reguero de humedad y olor a lirios marchitos que asustaba a los niños y cuya forma de dispersarse durante las primera horas tras el alba era interpretada por las matriarcas para pronosticar la fortuna del año próximo.

Él y el resto de paisanos estaban ya apiñados en el anfiteatro de la plaza antigua antes de las doce, comiendo las habas crudas que para la ocasión se vendían en improvisados puestos callejeros mientras esperaban a que llegase la procesión y se produjera el milagro, y es que, si esta era la fiesta más importante en todo el calendario se debía a que era la única oportunidad de ver a Jesucristo que tenían labradores, barberos y mendicantes, amén de otras personas humildes, desde que en el siglo XI se apareciera el día de ánimas ante todo el pueblo durante la guerra de las tres naranjas para lanzarle a las tropas enemigas cochinos enfermos de rabia y porfiria.

Como cada año, a las doce los mozos ya habían despejado los restos de neblina azul a base de prender cartuchos de pólvora cuando los primeros miembros de la sacra comitiva comenzaron a hacer su entrada. El orden no había cambiado desde que pudiera recordarse: primero figuraba siempre la cofradía de hombres diminutos, ataviados con levita y monóculo y portando el estandarte negro que escuetamente anunciaba la procesión con la leyenda “Corpus Christi”, imbuidos de un aire tan ceremonioso que en muchas ocasiones llegaba a resultar ridículo. Detrás aparecía el desordenado cortejo fúnebre de los enmascarados, los arlequines y las plañideras de Momo, encargados de esparcir por las calles la ceniza de abedul que había quedado en los hogares tras el invierno. Tras ellos desfilaban los archimandritas barbados, que con sus báculos y medallones sólo rivalizaban en opulencia –aunque ciertamente no en seriedad- con el alegre cuerpo de pífanos del Rey, venidos desde la corte luciendo la librea verde de gala especialmente para la ocasión. Todas estas secciones pasaron ante los ojos de Rómulo antes de que la plaza comenzara a notar la sorda presencia de las matriarcas. Rodeando a la custodia a modo de guardia de honor, vestidas de luto y cubiertas por un velo translúcido de los pies a la cabeza, las matriarcas escoltaban a los dos animales que iban tirando del carro solemnemente: la yegua rellena de cera y la cebra artificial.

La custodia primitiva había sido destrozada durante la guerra por una bala de cañón que nadie pudo encontrar nunca y la actual la labró Zoilo el negro después del conflicto, repujando y dorando el metal de las corazas de cinco paladines hermanos que murieron defendiéndola ante el altar mayor de la iglesia. Desde que lo escuchó siendo un niño, Rómulo no había olvidado que las almas en pena de los caballeros habían quedado para siempre ligadas al acero y que ahora vigilarían la Sagrada Forma hasta el día en que el Juicio Final les relevase de su cometido.


Dedicado a la Bella Milita.

martes, 12 de octubre de 2010

Innecesario Nocturno


Copular con el marfil y más aún con las estrellas
Copular con el agua gota a gota, penetrar en el rizoma
Copular de noche cerrada, lamiendo el óvalo opalino de la Luna...

Precipitar el fornicio de un millar de pájaros exóticos
Atomizar el orgasmo del silencio más sonoro
Violar el viento y eyacular las mareas, pintadas de acuarelas sepulcrales...

------

Orugar el pináculo de todas las procesionarias
Horadar los pámpanos y las cepas de pálpito seguro
Galvanizar un horizonte de carne y de blancura...

Extasiar lentamente la colmena desde adentro
Perfundir tu cúpula, pálida entre el vértice y la espalda del ropero.

------

Copular el añil y el dálmata argentino
Fornicar sin coartada incluso el aluminio más eléctrico

Copular de pura luz hasta con las farolas de la calle
y follarte a la vida misma, y también a las latas de Coca-Cola en el asfalto.